Versos de un triste
atardecer
JULIO GOMEZ FELIZ
(Autor Dominicano)
I
(Autor Dominicano)
I
Un día hermoso del
verano, el menos esperado,
sorprenderán y asomarán
por el oriente,
las horrendas crecidas
del embravecido
océano de América.
Y él, silencioso,
con sonrisa macabra,
arrojará sus aguas
incoloras
al el corazón de las
llanuras milenarias,
donde yacen desde
entonces,
tantas islas
indefensas del Caribe;
y azuzarán sin
piedad
los indefensos
ríos durmientes de antaño.
Se arrojará
enfurecido y con saña
sobre las
multitudes atónitas
escapando presas
de pavor a las montañas.
III
Allí estará
irritada la muerte avasallante,
silenciándolo todo
sin piedad,
ensayando su danza
macabra
con el dolor
vergonzante de tantas almas indefensas
arrojadas bajo sus
pies.
Ese será el día
más breve y amargo de los mortales
que negociaron su
fe por las glorias banales.
¡Tanto horror en
ese instante!...
Y abajo en las
llanuras,
las aguas, sin
prisa, saciarán su sed de territorio,
y aquellas almas,
cual granel
correrán muchas
desnudas
y ansiosas de
escapar del maremoto…
Y entonces
numerosas multitudes,
cientos, miles,
los fugitivos
ansiosos de apropiarse
de un palmo de
tierra útil del suelo movedizo y árido,
en sus ansias por
la vida,
crearán sus
propias alas
y cual gavotas
correrán a las montañas
y volarán a las
alturas de los montes del Caribe,
en Centroamérica y
las Antillas,
ansiosos de
sobrevivencia.
Y por su horror a
la muerte,
en sus hombros
cargarán consigo
sus crías
inocentes.
III
quedará envuelto
en lágrimas todo el sudor derramado
en muchos años por
los labradores empobrecidos
de las ciudades.
Y arriba en lo
alto de los montes,
la tierra será reducida y escasa
para tantas almas
ansiosas de escapar
del implacable
monstruo llegado del abismo.
Y en lo alto de
los montes,
llegarán y con
furia se pelearán para sobrevivir,
los más indolentes
y audaces,
renuentes a la
muerte.
Y entonces
los débiles
que caerán sin remedio
en brazos de la
muerte.
.
IV.
Y de ellos será
sin duda
la reminiscencia
del pasaje gris…
Y allí cada alma
malograda
en pleno sol,
buscará su cobijo en las cavernas perdidas;
Y en sus
primitivos escondrijos
se conformarán
entonces con resignarse a recontar
el tiempo de las
arcanas edades.
Y de ellos será
tan sólo la reminiscencia
del paisaje gris,
en pleno sol,
de la naturaleza
malograda bajo el estío.
Y en aquellas
horas de dolor escarbarán con sus manos
las entrañas de la
tierra
por un mendrugo de
pan
V
¡Oh muerte
hambrienta desafiando al creador!
0 comentarios:
Publicar un comentario