THE
BARAHONA COMPANY, INC.
EN
LA HISTORIA ECONOMICA DE LA PROVINCIA
JULIO
GOMEZ F.
Primera
parte
La
empresa norteamericana, conocida en los registros industriales de esta
provincia con la razón social de “The Barahona Company”, inc. fue una sociedad
anónima que se creó en el país el 22 de septiembre del año 1916, durante el
período de la primera ocupación del territorio dominicano por las fuerzas
militares norteamericanas. Fue autorizada mediante Resolución suscrita en esa
fecha por el Poder Ejecutivo. Inicialmente
fue creada en el Estado de New York los EE.UU., donde adquirió su incorporación
para operar legalmente como tal; y así mismo obtuvo su incorporación según
consta en certificación expedida al efecto, suscrita por el Señor WILLIAN F.
SCHENEIDER, Escribano del Condado de New York y de la Corte Suprema de dicho
Estado.
Igualmente,
el 22 de septiembre de 1916 The Barahona Company Inc., fue autorizada a fijar
su domicilio en la República, de acuerdo a lo establecido en el Art. 13 del
código Civil dominicano. (Firmado Dr. Francisco Henríquez y Carvajal,
Presidente de la Republica).
Como
era de rigor en ese caso, en virtud de la Ley del Condado de Nassau, Estado de
New York, EE. UU. de América, el señor F. H. Vedder, en fecha 8 de diciembre de
1916 recibió poder especial de parte de The Barahona Company, Inc. para
representar a dicha entidad extranjera en sus operaciones agrícolas en
República Dominicana. El Capital con el cual ésta comenzó a operar en el país,
fue de $200 mil pesos oro americano, y su finalidad era (fue) principalmente,
el cultivo de la caña de azúcar y la fabricación de azúcar, a la cría de
ganado, y a todo otro negocio conexo con el cultivo de caña de azúcar y fábrica
del dulce.
Los
terrenos en los cuales dicha Compañía se propuso en principio realizar el
cultivo del señalado rubro, era una porción de diecisiete mil quinientos
(17,500) acres americanos.
Para
tener o gozar de las facilidades que
proporcionaban las leyes dominicanas para realizar dicha actividad productiva,
la Barahona Company, en fecha 2 de enero de 1927, solicitó del gobierno militar,
por órgano de la Secretaría de Estado de Agricultura e Inmigración, la
autorización del beneficio o disfrute de las denominadas “Franquicias
Agrarias”, instituidas por la ley vigente entonces, es decir, del 26 de junio
de 1911.
Tal
solicitud de beneficio de franquicia, The Barahona Company, Inc. la
fundamentaba, en el hecho de que disponía, como propietaria disponía de 965 Hectáreas de terreno ubicadas en Alpargatal y Hato viejo, adquiridas por
compra hecha a los Sres. Carlos Alberto Mota y J. E. Hatton, en fecha 6 de
octubre de 1916, según venta instrumentada por el Notario Público de la ciudad
de Barahona, Sr. Eugenio Matos; 500 pesos
acciones de terrenos en el lugar denominado La Otra Banda, de la Común y
provincia de Barahona, instrumentada por el Sr. Miguel Angel Rocca, el 4 de
septiembre de 1916, por ante el Notario de la ciudad de Santo Domingo, Sr.
Armando Pellerano Castro; 200 pesos o “acciones” de terrenos en los lugares de
“Alpargatal y Hato Viejo”, Común y provincia de Barahona, otorgada por el Sr. Matías Díaz Pimentel, en fecha 9 de
septiembre de 1916, por el Notario de Santo Domingo, Sr. Armando Pellerano
Castro.
En atención a tal solicitud, la respuesta
favorable no se hizo esperar, puesto que la institución estatal del ramo, la
Secretaría de Estado de Agricultura e Inmigración, el 24 de marzo de 1916,
mediante Resolución y autorizó a la flamante
entidad solicitante, The Barahona
Company, Inc., para que ella, como
empresa agrícola de reciente instalación, fuera beneficiaria y con vocación
para disfrutar del goce de las franquicias y de las facilidades legales estatales
requeridas para no sólo para poder operar, sino para poder recibir las
correspondientes facilidades y beneficios legales del Estado dominicano, en sus
proyectadas actividades agro industriales productivas en este país, a partir de
ese momento.
Barahona
Company Inc., como entidad comercial, desde sus inicios
fue muy “aventurada y privilegiada” por parte
de las autoridades dominicanas de turno; y ello era entendible, puesto que se
trataba de una empresa extranjera (norteamericana) en formación, en que su diligencias
para operar como empresa agrícola, se efectuaban en un momento --para ella-- en
que nuestro país dominicano se encontraba invadido u ocupado militarmente por
fuerzas de la nación de procedencia de sus propietarios (los EE. UU.), y porque
además los promotores, capitalistas e inversionistas eran todos de esa nación norteña.
Por supuesto, con interés y recursos financieros para invertir en un país
pequeño y pobre como el nuestro, aunque –vale decirlo-- afortunadamente en una
zona o una demarcación geográfica que comenzaba a recorrer su camino en
búsqueda del bienestar y que necesitaba de las inversiones de capitales, como
los que le cayeron de manos de los inversionistas norteños, para iniciar su arranque
hacia su desarrollo. De ellos harán alrededor de 95 años, aproximadamente.
(Segunda parte, en quince días)
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