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sábado, 30 de enero de 2010

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¡Cuán compleja es la vida¡

Julio Gómez F.


Cada día que transcurre, la vida se nos presenta o se nos parece a un complejo rompecabezas o a un complicado laberinto, en el cual entramos por una puerta y cuando creemos hallar la saluda, ésta sólo nos conduce a un tercer y extraño salón, y luego a otro y otro, sin que fácilmente logremos hallar el final de la ruta de escape.

Parecería que el tiempo se nos acaba y por ello corremos de forma desesperada tras la búsqueda de la llave que quizás nos permitirá penetrar en el anhelado santuario en el cual ha de ser posible desvelizar el misterio de nuestras inevitables desgracias.

O también, comenzamos tomando, revolteando, moviendo y colocando piezas del complejo rompecabezas, donde se nos hace cada vez más difícil atinar con la pieza con la cual armar el muñeco.

Y si vemos la vida cual una compleja operación matemática, en la cual nos pasamos el tiempo sumando, colocando y quitando dígitos, pensando y elaborando difíciles operaciones numéricas…En ellas borramos incesantemente, restamos repetidas veces, multiplicamos y dividimos más de una vez, buscando las respuestas a nuestras interrogantes y nuestras insatisfacciones… Luego volvemos a repetir las operaciones; y cada vez más se nos torna más compleja la tarea, y siempre la respuesta recibida es: que nunca logramos felizmente alcanzar la solución anhelada.

Así es exactamente es la existencia del hombre: compleja, insoluble, indescifrable, fatídica, azarosa….

El hombre es tan hábil e inteligente, que a todos los problemas que se le presentan, por graves que sean vive buscándoles respuestas y las logra, excepto el problema de la muerte. Pero resulta que la Naturaleza, madre de la vida, le demuestra al hombre que ella es realmente más inteligente, pues mientras que aquel va descubriendo las respuestas y soluciones a los suyos propios, ella en cambio con su solución le va desvelando y mostrándole en cadenas otros más difusos y complejos problemas. Y todo como forma de enseñarle que es de ella de quien debe aprender los secretos y la solución de todos sus problemas. Y que debe aprender de sus limitaciones y de su incapacidad absoluta como ser humano. Porque él no está llamado ni le es permitido gobernar ni adueñarse de la vida en el universo; que encima suya existen otras fuerzas y otros supremas voluntades que nadie está llamado a suplantar.


Fin de la reflexión.
2009.

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