(de su libro inédito:
Cabral, por su ritmo y sus versos)
Ireno, Primer
trovador y versificador del
Rincón
Ireno Carlita o
Ireno Ferreras, fue de los primeros de nuestros músicos populares del pueblo de
Cabral, y al mimo tiempo el primer trovador que tuvo este pueblo, según las
opiniones más verosíles que se recogen de la tradición poplar local. Fue, sobre
todo, un compositor nato (empírico), a la vez que se le conoce como el principal
sustentador y propagador de nuestra mangulina por distintos pueblos del sur del
país, tanto a finales del siglo XIX, como en los inicios del 20.
Ireno Carlita igualmente fue otro de los tantos músicos y
compositores con conocimientos musicales empíricos o innatos más sobresalientes
con que contó el pueblo de Cabral, en las dos primeras décadas del siglo 20. Sin
ser ellos letrados, quienes les conocieron de cerca a Ireno Carlita, cuentan que
éste artista empírico se daba el lujo de crear, mediante una ágil improvisación
mental, excelentes versos poéticos, los que lograba luego musicalizar con suma
facilidad empleando su añorado e inseparable violín; convirtiendo sus versos en
sonoras, agradables y hermosas piezas musicales, conocidas como “mangulinas”,
las cuales eran luego ejecutadas por el conjunto musical de su propia creación y
que él propio dirigía.
Ireno cantó “A Che Blanco le
Tiraron”…
El rinconero Ireno Carlita como músico y
trovador popular, fue autor de lasa letras, convertidas en mangulina, la cuala
recogió el sangriento desafío escenificado entre los generales José Altagracia
Pérez (el Mocho) y Che Blanco, en los primeros años del siglo XX (1903) en Cerro
en Medio, en el cual aquel resultó muerto de dos disparos hechos por el último.
El hecho fue recogido en una mangulina que se ha conservado en la historia
musical del país, especialmente en el sur, gracias a Ireno Carlita, tal como lo
recoge en sus "Estampas" el autor barahonero Rafael Damirón. Dice lo siguiente:
“Ireno Carlita, poeta y músico que improvisa y canta, y toca maravillosamente el
acordeón, inicia dos o tres veces una escala sobre el pequeño techado de su
instrumento; y la voz del bastonero rompe con cierta gracia el expectativo
silencio del instante”.
Y agrega dicho
autor: “Ireno Carlita, improvisador que siempre tiene para sus oyentes, nota
actual que ha de ser luego estrambote de los corrillos, avanza hacia el centro
del salón, y canta entre los aplausos de la concurrencia".
De ese conjunto
musical de Ireno Carlita F., se afirma que fue el más afamado de cuentos
existieron en toda la región en esos años; a cuyos contornos él y sus
acompañantes iban llevando, tocando y bailando el ritmo musical de boga
entonces, que era --como hemos expresado-- la famosa y hermosa Mangulina. Los
integrantes de dicho conjunto musical eran, entre otros: José Féliz (Boché),
Nazario Urbáez, quien era el valsielero, Negro Lalala, panderero; Andrés Segunda
(hijo de Ireno), que tocaba acordeón; Juan o Juancito Clara, violinista, y Tití
Yan, (90) quien, al igual que Ireno Carlita, tocaba violín.
En total, seis
eran los integrantes de esta estructura musical de Ireno Carlita, y por ello se
le denominaba en su época como “el sexteto” de Ireno carlita. Los instrumentos
musicales con los que era ejecutada la Mangulina , cuando la misma estaba
en boga, eran los que fueron precedentemente señalados en la parte de las
tradiciones musicales.
Dentro de su
larga y accidentada existencia, (102 años de edad), la cual se desenvolvió
oscilando entre las filas del ejército dominicano --del cual formó parte durante
un tiempo--, la cárcel (en la Torre del Homenaje, hoy Fortalleza Ozama, en Santo
Domingo), donde también pasó otro tanto encerrado a causa de una muchacha de
este pueblo, con la que convivió maritalmente, y las parrandas, (faceta ésta
también de su predilección), Ireno logró crear, cantar y dejar en su repertorio
musical las letras de una numerosa cantidad de composiciones musicales
(calificadas por sus viejos amigos de entonces, como “mangulinas”). Muchas de
ellas han llegado la posteridad y a nuestro acervo personal, las cualesfiguran
en esta obra en plan de publicación, gracias a la memoria privilegiada de su
hija doña Fabia Ferreras y otros cabraleños, todos fallecidos; de quienes
afortunadamente logramos obtenerlas y rescatarlas antes que la muerte lo
impidiera.
Muchas de las
composiciones, cantos y creaciones musicales de Ireno Carlito, que alimentan el
rico legado folclórico de Cabral, hace algunos años fueron recogidas de nde
forma habilidosa y sin sanas intenciones, de nuestro acervo cultural musical
local, por algunos “investigadores” quienes de forma periódica visitaban la
población interesados en escribir acerca de la cultura local. Dichos
"investigadores", de manera habilidosa lograron recoger dichos elementos
folckóricos que luego presentaron y publicaron silenciando la autoría y la
procedencia del pueblo de pocedencia, omitiendo además a los autores locales, de
mucho del abundante material que constituían las más valiosas composiciones (de
mangulinas y carabinés) del pueblo de Cabral. Entre esas personas se mencionan a
René Carrasco y Fradique Lizardo, quienes en las décadas de los años 60 y 70 del
siglo XIX, hicieron frecuentes visitas a aciertos pueblos de Barahona,
especialmente a Cabral, interesados --a juzgar por personas a quienes ellos
contactaron-- en “conocer" y "estudiar” la realidad folclórica y cultural local,
incluyendo la musical.
En
la época de los primeros músicos, (años 1905-1915 del siglo XX), fue popular un
canto hecho mangulina, cantada en las principales fiestas del pueblo del Rincón,
cuyas letras dicen:
Catalina la de Juana
tiene un camisón
bonito
que se lo ha dado Abelardo
el hijo de Bartolico.
Catalina la de Juana
tiene un camisón
morao
que se lo ha dado
Abelardo
cuando estaba enamorao.
!Ay
Catalina! no llores
a la vera esa
regola!,
es que mi madre no
quiere
que no siga esos
amores.
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